Nos hace muy felices compartir el resultado de una investigación que llevamos a cabo el año pasado y hoy por fin ve la luz. Se trata de una «enredadera» de la participación: un relato que a un tiempo pone en juego lo «enredado» de la participación ciudadana, lo complicado y farragoso que resulta, pero que nos hace ver también lo importantes que son sus «enredamientos» y complicidades, las asociaciones y redes que la nutren y sostienen, a la par que nos demuestra el valor de «enredar», de los tanteos, trasteos y ensayos a través de los cuales descubrimos y reclamamos la ciudad. Y no menos importante, las enredaderas trepan, suben y conquistan territorios.
Podéis descargaros el póster de la Enredadera en alta resolución para su impresión aquí.
La Enredadera de la Participación es el fruto de una colaboración entre Débora Ávila, Alberto Corsín Jiménez, Stoyanka Eneva y Manuel Pascual en el contexto del programa Madrid Escucha de Medialab-Prado.
En el vídeo Manuel hace un repaso a alguna de las herramientas que se encuentran en la Caja–dispositivos de escucha, geografías de aprendizajes, modelos de organización–y nos invita a imaginar el diseño de un futuro Plan de Urbanismo a partir de las necesidades y capacidades que las herramientas de la Caja nos permiten documentar.
Os dejamos con el vídeo. Apenas son 7 mins. ¡No dejéis de verlo!
La Caja de Herramientas nace de una conversación extendida y coral que hemos mantenido a lo largo de los últimos años con multitud de colectivos, espacios e iniciativas ciudadanas madrileñas. La presencia y el compromiso que unas y otras han desplegado sobre la ciudad, las miradas y los lazos con los que han ido tejiendo y tramando complicidades y complejidades, las herramientas y los aprendizajes con los que se han hecho cargo de una ciudad deseada pero también necesitada; todo ello nos invitaba a dar cuenta y traer a la luz ese cúmulo de saberes tácitos, de apaños y acompañamientos con que sus habitantes han venido construyendo una ciudad más cálida, más jovial, más justa.
La Caja de Herramientas ofrece un inventario de esos saberes y aprendizajes. Nuestro propósito no es tanto, o no sólo, ofrecer una suerte de ‘recetario’ de esas herramientas, como dar cuenta de las complicidades que son necesarias para hacerse cargo de la complejidad de nuestras ciudades hoy: las complicidades de la complejidad con las que las iniciativas dibujan y sostienen los deseos y las imaginaciones de una ciudad futura.
No nos ha resultado sencillo organizar esta Caja de Herramientas. De un lado hemos intentado ofrecer un recuento práctico de diseños, utillajes y metodologías que han resultado de provecho a las iniciativas que conocemos: recursos, orientaciones, tecnologías o ensamblajes que sabemos se han mostrado ‘útiles’ allá donde se han usado, y que nos gustaría creer pudieran servir a otros proyectos en otras circunstancias.
Al mismo tiempo aspirábamos con esta Caja de Herramientas a trasladar también algo de los sueños y las ilusiones, de la alegría y el compromiso, que atraviesan y mueven a las iniciativas. Aspirábamos, por tanto, a encontrar un vocabulario con otros vuelos que los de la estricta practicidad o utilidad. Queríamos hablar de herramientas, sí, pero también de ensoñaciones, deseos y amistades.
La Caja de Herramientas es un borrador, como todo lo que proponemos desde Ciudad Escuela. A otros les tocará abrir la caja, y seguir abriendo estas y otras herramientas.
Hace un par de años, en colaboración con diversos colectivos de arquitectura (Basurama, Zuloark, Domenico di Siena y Alfonso Sánchez Uzábal), formamos la plataforma de investigación sobre ciudad, 15Muebles. 15 Muebles se describe a sí misma como plataforma en mobimiento (con b de mueble): un proyecto de reamueblamiento – conceptual, político e infraestructural – de la ciudad contemporánea.
Esta semana 15Muebles ha presentado Ciudad Escuela, la primera pedagogía urbana open-source del mundo: una puerta de entrada y una invitación a formas de descubrir, aprender y hacer ciudad.
¿Qué significa “hacer ciudad” hoy en día? ¿Cómo y quién hace ciudad? Y sobre todo, ¿qué clases de aprendizajes están en juego? Desde los huertos urbanos a los solares auto-gestionados, pasando por iniciativas ciudadanas orientadas a cuidar del patrimonio o a diseñar nuevos sistemas de gobernanza urbana (por ejemplo, desarrollando sensores para medir la calidad del aire en la ciudad), hoy más que nunca la ciudad borbotea con saberes y aprendizajes que escapan las herramientas y recursos tradicionales de la enseñanza.
Ciudad Escuela asume el desafío de hacer visible la emergencia de la ciudad como escenario educativo, como aula abierta. Apoyándose en la tecnología Open Badges de la Fundación Mozilla, pensada para poner en valor los aprendizajes no reglados en la era de Internet, Ciudad Escuela aborda el diseño de una pedagogía urbana abierta.
Today we are delighted to launch a project that has long been in the making. We have called the project Ciudad Escuela and have rather ambitiously dubbed it the first open-source urban pedagogy in the world. It is the outcome of a most fruitful and exciting collaboration with Domenico di Siena, Alfonso Sánchez Uzábal, Basurama and Zuloark.
There is no better place to get a sense of what the project is about than roaming about the website itself, but for the sake of English readers I offer here a brief description of the rationale of the project and our hopes for it.
We might translate Ciudad Escuela roughly as ‘The City as School’. It is an attempt at designing an open-source urban pedagogy: What would a city look like if reimagined as a pedagogy sourced (open-sourced) on grassroots and community projects?
Ciudad Escuela is built using Mozilla’s Open Badges technology (http://openbadges.org/). Briefly put, Open Badges have been designed by Mozilla to help people learn skills that might otherwise not easily be ‘verified’ in the age of the Internet. Although Badges can be put to many different uses, they are particularly useful for showcasing pedagogical capacities that escape the disciplinary and normative canons of traditional schooling systems.
Badges are of course ideal for experimenting with in an urban context. From urban community gardens to dérives, from protest camps to Occupy assemblies, from free and open source Wi-Fi networks to recycling communities, urban projects are pregnant with relational capacities through which people learn to turn their cities into more hospitable and sustainable environments.